Como primera acción en común, las 22 empresas de alimentación y turismo han puesto en marcha un bono descuento para el fomento del consumo en la comarca.

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Frutas y verduras de la huerta, queso, aceituna aloreña de Málaga, repostería con trascendencia árabe, chivo lechal malagueño... Mil y un sabores en la gastronomía del Guadalhorce


La gastronomía es uno de los pilares fundamentales del desarrollo sostenible de un territorio, ya que aúna agricultura y ganadería, que es de donde sale la materia prima; industria agroalimentaria, que es la encargada de transformar esa materia prima en ricos productos locales; y turismo, responsable de poner en el plato un reflejo del paisaje y de la idiosincrasia de los territorios.
Con esta idea, 22 empresas productoras, transformadoras y de restauración del Valle del Guadalhorce se han unido en el que puede ser el germen de un Club Gastronómico del Guadalhorce con el objetivo de aunar esfuerzos para conseguir al mismo tiempo poner en valor las producciones locales, hacer del Valle del Guadalhorce un referente en lo que a gastronomía se refiere, ofrecer un producto gastronómico de calidad al turista que visita la provincia de Málaga y a los propios malagueños, y fomentar el consumo en el Valle del Guadalhorce.
Como primera acción, las empresas han puesto en marcha, coincidiendo con la celebración de las jornadas gastronómicas Saborea Guadalhorce 2012, el chivo lechal malagueño, el bono descuento del Club Gastronómico Saborea Guadalhorce, que bonifica con un 10 por ciento de descuento la compra en cualquiera de los 22 establecimientos adheridos, entre restaurantes, empresas de miel, queserías, bodegas, heladerías, pastelerías, almanzaras, elaboradoras de embutidos y panaderías. El bono descuento se materializa en una tarjeta provista de 22 cupones de descuento que se le entrega al consumidor al adquirir cualquier producto o servicio en los establecimientos asociados y que pueden canjear desde hasta el 25 de marzo.

La gastronomía del Guadalhorce

En un lugar donde predomina la cultura del huerto y el regadío, la gastronomía, no podía ser de otra manera, se basa en los productos que la tierra, fértil donde las haya, ofrece a los aldeanos. Por ello, los primeros platos de la cocina tradicional de los pueblos del Valle del Guadalhorce se materializan en sopas basadas en ingredientes comunes como son el tomate, el pimiento, la cebolla, las patatas y el pan. Así nacen las sopas perotas de Álora, las sopas “aplastás” de Pizarra, las sopas cachorreñas de Cártama, las sopas “jervías” de Coín o las sopas de caldo “poncima” de Alhaurín el Grande, sopas elaboradas con productos de la huerta que también son la base de buena parte de los segundos platos, como es la porra, el majaíllo de espárragos, el aliño o el calabacete.
La repostería del Valle del Guadalhorce posee una fuerte influencia en sus ingredientes del paso de los musulmanes por la comarca. Almendras, miel o ajonjolí son algunos de los ingredientes que dan forma a una repostería que tiene en las rosquillas de ochio (rellenas de una masa elaborada a partir de higos secos y almendras), los bollos de aceite (hechos únicamente con aceite y azúcar), los roscos de puerta horno, los borrachuelos (rellenos de polvo de batata o de dulce de cidra y cubiertos de miel o azúcar) o los pestiños a sus principales abanderados.
En productos cárnicos, la raza caprina malagueña es la predominante en el Valle del Guadalhorce. La malagueña es una raza de elevadas producciones lecheras, que, a su vez, poseen un alto contenido en proteínas y grasas. Actualmente, dos son los productos estrella dentro de los derivados de la leche de cabra. Por un lado, nos encontramos con el chivo malagueño, uno de los tipos de chivo mejor reconocidos por sus cualidades culinarias en los fogones, siendo uno de los principales platos de la cocina tradicional malagueña. Por otro lado, nos encontramos con el queso de cabra que, en sus variantes de fresco, semicurado, curado y viejo, logra grandes cotas de mercado.
Tiene especial interés la producción de frutas y verduras ecológicas en el Valle del Guadalhorce, que apuesta diariamente por configurarse como territorio ecológico a través de una red de mercadillos que cada semana se va acercando a las localidades de Cártama, Alhaurín el Grande, Coín y Pizarra y que está generando una corriente eco entre los restaurantes que ven posibilidades de crecimiento en el mercado ecológico.
Mieles, pan cateto y productos derivados del cerdo como los morcones, chorizos, morcillas o el conocido salchichón Málaga, cuyos orígenes se encuentran en el Valle del Guadalhorce.

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