Faeneras

Las faeneras eran las mujeres que manipulaban los productos del campo en el Valle del Guadalhorce como cítricos, almendras, higos, etc. en la primera mitad del siglo XX.

Las faeneras que manipulaban los cítricos estaban especializadas según la forma de manipular el fruto en:

– Triadoras: separaban lo bueno de lo malo.

– Limpiadoras: lustraban el fruto con ballesteras.

– Las cuartilleteras: verdaderas malabaristas del empaquetado.

– Las pijadoras: envolvían las naranjas en papeles de colores con los picos remetidos, que le daba al fruto aspecto de confitería.

Cascareros

Los cascareros son una de las principales señas de identidad de nuestro patrimonio arquitectónico rural, pues son una tipología arquitectónica existente únicamente en el Valle del Guadalhorce.

Los cascareros deben su nombre a la principal función que desempeñaban, el secado de las cáscaras de los cítricos. Aunque también se utilizaban para secar otro tipo de frutos característicos de la zona como las almendras y los higos.

Las cáscaras de los cítricos (materia prima), una vez que se secaban, eran transportadas hacia lugares donde se las podía transformar en pólvora (producto elaborado), aunque actualmente son utilizadas como productos medicinales y herbales, conservantes naturales, colorantes, etc.

Los cascareros se distribuyen por toda la vega hasta la Estación de Pizarra, y desde Álora hasta la Estación de las Mellizas. En Alhaurín el Grande, Cártama y Coín también aparecen pero en menor medida.

Desde un punto de vista arquitectónico, los cascareros están divididos en dos plantas construidas de mampostería; la planta baja estaba cubierta y era utilizada para la cría de ganado, como lavadero o de zona de almacenaje. La organización horizontal de la primera planta es la siguiente: cuatro o más pilares (dependiendo del tamaño) y amplios espacios abiertos, por la falta de paredes, para que se llevara a cabo el secado de las cáscaras. La cubierta de esta planta lo constituían cañas o tejas árabes dispuestas a una o dos aguas y el hueco que quedaba podría utilizarse como palomar. El lugar en el cual se extendían las cáscaras era un entramado de madera o caña que se apoyaba en vigas de madera que había entre pilar y pilar. Este entramado era de carácter débil ya que no estaba preparado para la circulación y la forma de acceder a él era mediante una escalera de mano de madera.

Alcalde de agua

Los alcaldes de agua son las personas encargadas los 365 días del año de controlar los turnos de agua entre acequias así como desviar las aguas en caso de avenidas o inundaciones.

Aguador

Persona encargada de la vigilancia de las aguas por las acequias y la asignación del riego a cada uno de los regantes. Su trabajo va de mayo a septiembre aproximadamente

En algunos municipios del Valle del Guadalhorce, no existe alcalde del agua y el aguador hace las funciones del mismo.

Comunidades de regantes

Las comunidades de regantes son corporaciones que se componen de agricultores que mediante escritura pública notarial regulan entre sí la conducción del agua proveniente de un manantial o curso fluvial hasta sus huertas. Por medio de normas estatutarias se definen las obligaciones de observar turnos cíclicos de riego, de sufragar las limpiezas de las acequias y de no construir lavaderos, abrevaderos ni nuevas tomas en su recorrido, entre otras. De 1784 datan las Ordenanzas Municipales de la Dehesa Baja de la villa de Alhaurín el Grande y en el año 1962 fueron aprobados los Reglamentos de las comunidades de regantes de San Antón y del Nacimiento en los municipios de Alhaurín el Grande y Coín respectivamente. En Pizarra, se reorganizaron las comunidades del Cauce de la Molina en 1895 y del Cauce de la Rivera de Zorrilla en 1914, ambas radicantes en el partido rural del arroyo de Casarabonela.

Escaldadores

Hombres y mujeres del pueblo que en la mitad del período de cultivo, es decir, a mitad del período desde la siembra hasta la recogida, de cereales y leguminosas se dedicaban a escaldar la mala hierba que había nacido entre las plantas de cultivo.

Sombrajo

Durante el período estival, las familias migraban del pueblo al campo. Durante su estancia en el mismo, vivían en los sombrajos que eran pequeños habitáculos cuya estructura era de palo y sus paredes y techo de caña en los que se quedaban durante el período estival, coincidiendo con la recogida, trillado, etc. del cereal, que siempre se situaban cercanos a las eras para estar cerca del lugar de trabajo.

Casa de campo típica del Valle del Guadalhorce

La casa de campo típica del Valle del Guadalhorce es una casa sencilla, de techos bajos y ventanas pequeñas, con paredes gruesas y encaladas. Consta de una cocina-comedor y un dormitorio en el que dormían todos los miembros de la familia. Delante de la fachada principal de la casa estaba el rancho cubierto por una parra que proporcionaba sombra durante todo el verano. Detrás y anexo a la casa, se disponía el tinado para los animales.

Narraciones y leyendas

En una sociedad como la del Valle del Guadalhorce para la que el agua ha sido un elemento tan familiar y cercano es notoria su influencia, que ha dejado huella en muchas de nuestras tradiciones y costumbres. Igualmente, la sucesión de algunos acontecimientos que marcaron la memoria de sucesivas generaciones crearon una serie de narraciones y leyendas que, generalmente basadas en hechos reales o procedentes de la tradición oral, constituyen una parte muy importante de la cultura popular.

En ocasiones, el miedo y la preocupación del hombre ante las inclemencias del tiempo han propiciado leyendas en torno a algún suceso provocado por el agua cuyas consecuencias fueron amenazadoras para la población. Tal es el caso de la historia de Alonso Valor que en el año 1890, tras una noche de lluvia torrencial, permaneció dos días atado a un árbol sobre el río cerca de la Estación de Cártama para no perecer en la corriente; o la leyenda titulada El Lobo y la Oveja, recogida por el antiguo alcalde de Coín Bartolomé Abelenda quien narró la tormenta que sobrevino el 10 de noviembre del año 1831, desde las 9 de la noche a las 7 de la mañana, así como la catástrofe que supuso para esta población a causa del desbordamiento del Nacimiento que inundó toda la zona.

También existen narraciones que de manera indirecta vinculan los cultos locales con los lugares donde el agua tiene un especial protagonismo. Los casos de Pizarra y Coín, cuya patrona es la Virgen de la Fuensanta, enlazan estas dos acepciones dado que en ambos lugares se sitúan las ermitas en parajes donde brota un manantial. La Ermita de Pizarra se eleva junto a un nacimiento cuyas aguas pasan bajo la edificación. Igualmente, la fuente de la Ermita de Coín, situada en los pies del edificio, es símbolo de algunas creencias que aconsejan beber sus aguas a todo el que la visita como remedio curativo de algunas enfermedades y preventivo de la soltería femenina.

Fiesta de la siega

El fandango de la siega tiene su origen en el siglo XVII. Se bailaba en Villaverde, antiguo reino moro de Bobastro, entre Álora y el Chorro, ante una ermita de la que actualmente sólo quedan las ruinas.

Una vez se terminaba la recolección del trigo, se preparaba la “fiesta de la siega”, que se celebraba el día 15 de agosto, día en que, de madrugada salían las carretas muy adornadas, de las distintas cortijadas. El principal y más importante adorno eran las hoces que llenas de lazos multicolores, las tomaban los mozos para bailar, cuando llegaba la romería ante la ermita.

Fiesta de la Naranja

La recolección de la cosecha de las naranjas comienza en el mes de octubre y concluyen en el mes de mayo, es por ello que la Fiesta de la Naranja se celebra en dicha fecha, conmemorando la finalización de la recogida de las cosechas en el campo.

Con la celebración de esta fiesta, declarada de Singularidad Turística Provincial, se promocionan los productos típicos, el sector agroalimentario y la artesanía de Coín. Todos los vecinos que lo deseen pueden degustar ensaladilla de bacalao con naranjas y una gran sopa hervía, plato típico de la localidad. Además se celebra un concurso de preparación y presentación de postres donde el ingrediente principal es la naranja.

El día de las Sopas Perotas

Se celebra en octubre en el municipio de Álora. En esta fiesta se busca promocionar los productos típicos de este municipio. La sopa perota es un plato que preparaban los hombres en su descanso de las labores del campo para aprovechar el pan que se había puesto duro y siempre aprovechando lo que hubiera en las huertas (tomates, pimientos, cebollas, patatas, ajos, espárragos, habas, etc.).